🥄 Desde beber vinagre hasta tragar huevos de gusano 😳 – la gente ha probado cosas salvajes en nombre de la pérdida de peso. Algunos incluso creían que comiendo algodón o durmiendo de hambre harían el truco. Spoiler: la mayoría de estas extrañas modas hicieron más mal que bien. ¿Tienes curiosidad por saber qué otras dietas estuvieron de moda? Historia completa en el artículo 👇
Cuando se intenta perder peso, la gente suele recurrir a todo tipo de métodos extraños. Buscando resultados rápidos, muchos acaban recurriendo a dietas extremas, pastillas o diferentes tipos de rutinas de «limpieza». Es interesante saber que esta obsesión por el cuerpo perfecto no es nueva: en el pasado, la gente también probaba formas inusuales de adelgazar, y aquí hemos reunido algunas de ellas.
Hace cientos de años, las ideas sobre la salud y el cuerpo eran muy distintas. En la Edad Media, la gente vivía mucho menos. Las guerras, las enfermedades y el hambre hacían que la población disminuyera. Por eso, en las pinturas antiguas, a menudo vemos mujeres con cuerpos más llenos: en aquella época, las curvas se consideraban un signo de buena salud y riqueza.
Además, en la época de los alquimistas y la Inquisición, la gente confiaba más en las creencias espirituales que en la lógica. Un buen ejemplo es la dieta de Carlos el Conquistador. Sus comidas estaban repletas de carne, mientras que la fruta y la verdura sólo servían de adorno. Como era un caballero fuerte y exitoso que gobernaba gran parte de Europa occidental, los demás querían comer como él.
Esta forma de comer acabó dando lugar a recetas repletas de grandes cantidades de carnes diferentes. Una sola comida podía contener más calorías de las que quemaría un trabajador en un día. Con el tiempo, esta alimentación excesiva hizo que la gota se conociera como una enfermedad de ricos.
Otras dietas extrañas incluían planes «curativos» a base de azúcar o vinagre. Uno de los más famosos aficionados al vinagre fue el poeta Lord Byron. Bebía unas cucharadas todos los días e incluso se lo echaba sobre la comida. Su esbelta figura, sin embargo, tenía más que ver con su estilo de vida activo y sus comidas muy limitadas. Aun así, muchas personas de la época siguieron su ejemplo, con la esperanza de que el vinagre les ayudara a perder peso.
Un ejemplo más reciente es la dieta del plátano, que apareció hace unos cien años. Proponía comer muchos plátanos acompañados de nata. Más tarde se supo que la dieta había sido creada por una empresa exportadora de plátanos.
En los años siguientes, muchos otros métodos de adelgazamiento se basaban más en suposiciones e ideas extrañas que en la ciencia real. A algunas personas se les decía que masticaran la comida durante mucho tiempo, pero que no la tragaran, sino que la escupieran. A otros les decían que durmieran de hambre, tragaran peces vivos, comieran bolas de algodón o tomaran pastillas que contenían huevos de gusano. Algunas de estas ideas parecían funcionar al principio, pero solían provocar problemas de salud y, en algunos casos, estrés mental.
Hoy en día, gracias a la medicina moderna, sabemos que la pérdida de peso consiste en equilibrar las calorías ingeridas con la cantidad de movimiento. Los médicos y expertos en nutrición advierten ahora a la gente de que se mantenga alejada de las dietas duras y arriesgadas. Pero aún hoy hay quien está dispuesto a poner en peligro su salud con tal de conseguir el cuerpo «perfecto».