«¿Recuerdas aquel juguete de botones giratorios de los 90? Alguien lo ha convertido en un artilugio de cocina» 🥚🌀 Inspirado por la nostalgia infantil, un inventor ha creado un dispositivo que convierte huevos corrientes en obras maestras doradas y brillantes, sin ni siquiera romper la cáscara. Mira cómo funciona (y cómo probarlo tú mismo) en el siguiente artículo 👇
¿Recuerdas aquel divertido juguete casero de los años 90: un botón en un hilo de nailon? Cuando tirabas de los extremos del hilo hacia delante y hacia atrás, el botón giraba súper rápido e incluso emitía un zumbido. Era nuestra versión del yoyó. Inspirado por este recuerdo de infancia, un hombre llamado Geraint Krampe, de Chicago, ideó un ingenioso invento: una centrifugadora de huevos crudos. Incluso lo patentó y lo llamó «la gallina de los huevos de oro».
Por qué lo creó
La idea surgió del deseo de presentar los huevos de una forma nueva y emocionante. Estos huevos dorados no sólo tienen un aspecto estupendo en el plato, sino que también son un bonito complemento para cualquier comida, especialmente en un restaurante.
Cómo funciona
Cuando un huevo gira a gran velocidad en la centrifugadora, la yema, más pesada, es empujada hacia fuera, hacia la cáscara, mientras que la clara, más ligera, se desplaza hacia dentro. Este cambio crea un huevo liso y dorado dentro de la cáscara. Pero hay un truco: el huevo sólo debe girar entre 15 y 20 segundos. Si lo haces girar demasiado tiempo, el contenido se mezclará demasiado y el huevo adquirirá un tono amarillo apagado e irregular en lugar de un dorado limpio.
Pruébalo en casa
Si no tienes acceso a la máquina oficial del Ganso de Oro, algunos manitas han descubierto cómo hacer una versión casera. He aquí cómo:
Envuelve un huevo crudo con cinta adhesiva para que no se rompa.
Colócalo dentro de un trozo de nailon, como una pierna de pantimedias.
Ata bien los dos extremos del nailon.
Tira de los extremos hacia delante y hacia atrás, como harías con el juguete de los botones.
Gira el huevo durante unos 60 segundos y luego hiérvelo como de costumbre.
¿El resultado? Un huevo dorado con un aspecto único y divertido en el plato.
Ten en cuenta, no obstante, que el sabor puede ser un poco diferente al de un huevo cocido normal: algunas personas notan una textura ligeramente más suave o un sabor más intenso.
¿Has probado alguna vez a hacer un huevo dorado en casa? ¿O te acuerdas de aquel juguete de botones giratorios de los años 90? Comparta su opinión en los comentarios: ¡nos encantaría conocerla!