Obsesionada por el amor: la impactante historia de una mujer que redujo su cintura a 30 centímetros para complacer a su marido

«No le gustaba su cuerpo, así que ella lo cambió por él 😳🖤». Lo que comenzó con un corsé se convirtió en una obsesión de por vida por la belleza, el dolor y la aprobación. Su transformación dejó atónitos a todos los que la rodeaban. Descubre cómo se desarrolla esta dramática historia en el artículo que aparece a continuación 👇

«Es lo mejor, ya lo verás», insistió William Granger con determinación inquebrantable. Ethel, fácilmente influenciable por su confianza, aceptó sin dudarlo mucho. Después de todo, ¿qué daño podía hacer realmente llevar un corsé? Aunque los corsés eran una prenda habitual en la vestimenta femenina en el siglo XIX, en la década de 1920 la moda había cambiado, dejando atrás estas prendas restrictivas. Pero a William no le gustaban los vestidos más holgados y sin forma de la época, ya que consideraba que carecían de feminidad. Ethel, fiel a su naturaleza, se alineó rápidamente con sus opiniones. Aunque las sufragistas llevaban mucho tiempo criticando el corsé como símbolo de opresión, muchas mujeres en Inglaterra, como Ethel Mary Wilson, se aferraron a la tradición hasta bien entrado el siglo XX.

Después de la Primera Guerra Mundial, se impuso una nueva era de libertad, en la que las mujeres mostraban con orgullo sus piernas, se cortaban el pelo y optaban por ropa más cómoda y holgada. Ethel también abrazó esta nueva libertad, se cortó el pelo al estilo bob y disfrutó de la facilidad de movimiento que le proporcionaban las faldas holgadas. El destino unió a Ethel y William en Cambridge, dos personas tranquilas y corrientes. La naturaleza reservada de Ethel parecía encajar bien con William, que quizá buscaba una pareja con una fuerza tranquila.

Se casaron en 1928, tuvieron una hija llamada Virginia y se mudaron a Peterborough, donde William se convirtió en profesor y Ethel se encargó de las tareas del hogar. Pero, a puerta cerrada, William instó a Ethel a volver a llevar corsé, oculto bajo sus vestidos fluidos, porque no le gustaba la moda moderna. Ethel, siempre dispuesta a complacer, pronto se encontró atándose un corsé una vez más, esforzándose por conseguir una cintura antinaturalmente pequeña.

Su transformación en una imagen exagerada de la feminidad despertó tanto admiración como lástima entre quienes la rodeaban. A medida que las tendencias de la moda se inclinaban hacia estilos más refinados, el aspecto extremo de Ethel suscitó críticas, pero ella siguió esforzándose por cumplir las expectativas de su marido. Incluso comenzó a buscar atención mediante piercings, adornándose con innumerables ornamentos y atrayendo el interés de William con el encanto de las joyas.

A pesar de las advertencias de los médicos sobre los riesgos para la salud, Ethel vivió hasta los 77 años, permaneciendo fiel a su marido hasta el final. Su hija, Virginia, rechazó las prácticas extremas de su madre y optó por una vida más normal, sin tales extremos. La vida de Ethel, marcada por el sacrificio y la sumisión, reflejaba lo importantes que eran para ella los deseos de su marido, más allá de la mera moda o la belleza.

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