«Su cara se hinchó tanto que no podía comer, hasta que intervinieron los cirujanos». La rara enfermedad de Viktoriya lo cambió todo, pero una cirugía que le salvó la vida le dio la oportunidad de volver a sonreír 💉📸. Vea las fotos de su transformación en el artículo 👇.
Viktoriya Komar, participante en la versión ucraniana de Body Baring, tiene una historia que conmovió a la nación y que merece ser contada.
Nacida en 1994 en la región de Rivne, en Ucrania, Viktoriya parecía sana al nacer. Pero a los 7 años le diagnosticaron escoliosis, una deformidad de la columna vertebral. Aparte de eso, era como cualquier otra niña.
Luego, a los 13 años, su vida cambió drásticamente. La pérdida repentina de un ser querido le causó un estrés emocional extremo, lo que desencadenó un desequilibrio hormonal. Fue entonces cuando su estado comenzó a empeorar.
Los médicos finalmente relacionaron sus síntomas con un trastorno genético raro similar al síndrome de Albright, una enfermedad que afecta a aproximadamente 8 de cada millón de personas, en su mayoría mujeres. Provoca deformidades óseas, pigmentación de la piel e irregularidades hormonales. El cuerpo de Viktoriya comenzó a cambiar de forma dolorosa y visible.
Su mandíbula creció tanto que ya no podía comer alimentos sólidos. Desarrolló una grave curvatura de la columna vertebral y una joroba en la espalda. Desgraciadamente, el síndrome de Albright no se puede curar, solo controlar mediante un tratamiento continuo.
Viktoriya vivió con estos cambios durante cinco años antes de buscar ayuda médica. Se sometió a múltiples cirugías, pero su condición siguió progresando.
Su vida cambió de nuevo cuando apareció en I’m Ashamed of My Body. Los especialistas redujeron el tamaño de su mandíbula, le reemplazaron los dientes y comenzaron una terapia hormonal cuidadosamente adaptada. Los médicos también le recetaron un medicamento raro y caro para ayudar a frenar su excesiva producción de hormona del crecimiento.
Aunque el medicamento es costoso, personas de buen corazón de toda Ucrania, junto con organizaciones benéficas, han intervenido para ayudar a financiar su tratamiento.
A pesar de todo, Viktoriya sigue siendo positiva. Trabaja como maestra de preescolar, rodeada de niños que la quieren y la respetan. Su fuerza, resistencia y amabilidad siguen inspirando a todos los que escuchan su historia.
Le deseamos a Viktoriya que siga gozando de buena salud, alegría y el apoyo que se merece.