La noche debía ser tranquila y silenciosa. El hombre regresaba a casa después de un turno nocturno, cansado, con ganas solo de darse una ducha y acostarse. Pero lo que escuchó al cruzar el umbral de su apartamento cambió su vida para siempre.
En el apartamento había una luz tenue. Su esposa debía estar durmiendo, ya que al día siguiente tenía que levantarse temprano para ir al trabajo. El marido se quitó los zapatos, tratando de no hacer ruido, y ya se disponía a entrar en el dormitorio. Pero en ese momento lo oyó.
Una voz. Extraña. Masculina.
Se detuvo, con el corazón helado. La voz era suave, pero clara, y provenía del dormitorio. Al principio pensó que era la televisión, pero los sonidos eran demasiado personales: susurros, fragmentos de frases, risas. Y entre ellos, la voz de su esposa, solo que diferente, más suave, como hacía tiempo que no la oía.
El hombre se acercó a la puerta del dormitorio y se quedó paralizado. Era evidente que había alguien más allí. Un extraño en su casa. En su cama.
Empujó la puerta y lo que vio fue un golpe del que no podría recuperarse. Su esposa, asustada, con el pelo revuelto, y un hombre al que nunca había visto antes. Todo quedó claro sin necesidad de palabras.
Al principio hubo un silencio pesado como una losa. Luego comenzaron los gritos. La esposa intentaba explicar algo, el amante recogía apresuradamente la ropa y el marido se quedaba en medio de la habitación, incapaz de creer lo que le estaba pasando.
Los vecinos contaron más tarde que habían oído ruido y gritos. Algunos afirmaban que él los había echado a ambos. Otros, que simplemente había salido y cerrado la puerta de un portazo. Pero todos sabían que esa familia se había roto en una sola noche.
La historia se difundió rápidamente entre conocidos y compañeros de trabajo. Algunos condenaban a la esposa, otros apoyaban al hombre, diciendo: «Es mejor saber la verdad que vivir en una ilusión». Pero una cosa estaba clara: esa voz extraña que había oído por la noche se había convertido en un punto de no retorno.
Ahora, el hombre confiesa: «Esa noche dividió mi vida en un «antes» y un «después». Nunca más podré confiar como antes».