Ese lugar siempre se consideró peligroso.
La vieja cascada en las afueras de la ciudad era el sitio favorito de turistas y adolescentes, pero los lugareños sabían: basta con dar un paso más allá de la valla, y el suelo puede ceder.
Demasiado resbaladizo, demasiado cerca del borde.
Anna fue allí por primera vez con su hijo.
El pequeño Misha estaba encantado: el agua rugía, el aire estaba lleno de un polvo arcoíris, todo parecía vivo.
Reía, corría hacia adelante, intentando “atrapar el arcoíris con las manos”. 🌈
Con ellos iba Rex — un perro viejo, bondadoso y tranquilo.
Caminaba todo el tiempo junto a ellos, como si supiera que la responsabilidad por el niño recaía sobre él.
— ¡Misha, no te acerques tanto! — gritó Anna.
Pero el niño no escuchó. Creía que si se acercaba un poco más, podría ver cómo el agua caía “al fondo del mundo”.
Y de repente — un crujido.
El suelo bajo sus pies se derrumbó, y Misha resbaló hacia abajo, aferrándose a las raíces húmedas.
Anna gritó.
Se lanzó hacia el borde, pero la tierra se desmoronaba aún más.
Rex fue el primero en reaccionar.
Corrió hacia el borde, ladró, y saltó al saliente donde el niño se aferraba.
Anna no podía creer lo que veía — el viejo perro se mantenía sobre el agua, equilibrándose con la cola, mientras sujetaba la manga del abrigo del niño con los dientes.
Misha colgaba, y debajo rugía el torrente.
Los segundos se estiraron como una eternidad.
Anna, sin pensar, se arrastró más cerca y agarró a su hijo por el hombro.
El perro gruñó, tensando las patas.
Y — un tirón.
El niño estaba a salvo en tierra.
Rex cayó a su lado, jadeando.
Temblaba, pero sus ojos estaban tranquilos — como si todo aquello fuera simplemente un deber.
Luego llegaron los rescatistas.
Los lugareños decían que el perro se salvó por milagro.
Anna no hablaba, solo acariciaba a Rex en la cabeza.
Al día siguiente regresaron a la cascada.
Misha llevaba una piedra lisa, como una lágrima.
La dejó junto al borde y dijo:
— Es mi regalo para Rex. Para que el agua nunca olvide que él me salvó.
Desde entonces, si uno va temprano por la mañana a la cascada, puede ver cómo una diminuta luz del arcoíris brilla justo en el lugar donde estuvo Rex.
Y la gente dice que es solo la refracción de la luz.
Pero Anna sabe: a veces la luz aparece allí donde alguien hizo el bien — simplemente porque no podía actuar de otra manera. 💫
